jueves, 3 de marzo de 2011

¡QUE GRAN VERDAD SOBRE LOS TIPOS DE INTERÉS!


Dice la Angela Merkel a su socio Sócrates, cuando éste se queja de que debe pagar intereses muy altos por préstamos que utiliza para cumplir su compromiso de formar el Fondo con el que prestárselos a Grecia, a más bajo interés, que éste, que la ratio, el fulcro, el beneficio del dinero que le es prestado "es expresión de la confianza de 'los mercados' en un país. Y que en la medida en la que Portugal recupere la confianza y la credibilidad de éstos, disminuirán los intereses".

Pues qué gran verdad, pués; esto es: quién te presta el dinero te lo deja a un interés mayor o menor, según la confianza que tenga en que se lo devuelvas. ¡Nos ha aclarado el agua del Nilo!. Donde están situadas las lagunas de la certeza, sin embargo, es en el saber cuáles son los subterfugios a partir de los cuales se genera esa confianza o desconfianza, pues si Portugal aún paga sus créditos y evita así la señal mas evidente de la insolvencia, habrán de ser otras las razones por las cuales 'los mercados' le castigan con sus recelos y a pagarlo pues mas alto.

Una razón es la consabida valoración que de la deuda hacen las agencias de 'rating', inventos tan provechosamente capitalistas que sacan su beneficio de ponerle precio a las cosas que lo tienen incierto, provocar de esa manera tales precios, y en el peor de los casos, equivocarse gravemente sin perjuicio alguno, para ellos. Es decir: que estará clara la capacidad de estos agentes para influir en la confianza en la deuda portuguesa, pero oscuro y bien oscuro de dónde viene esa capacidad.

Otra razón para tener o no confianza, ésta mas de andar por casa, es la que nace pura y simplemente de la vecindad, de tal manera que me fío con mas soltura de mi primo, o del primo de mi primo, que de ese otro que habla la lengua de beluchistán. Y aunque en temas de dinero los negocios son los negocios, si el primero es alemán y es mi patria, y yo soy un prestamista alemán, actúo como mercado regalándole mi confianza y mi credibilidad; justo lo contrario que haré ante el incierto 'paria' al que le cobraré ambos valores a un precio cierto.

¿Han observado, sin embargo, que es éste un comportamiento suicida de 'los mercados'?. Pues aumentándose el interés de los nuevos créditos a los que ya tienen presuntas dificultades para pagar, y presionando por lo tanto sobre el gasto presupuestario de su Estado, además de arruinar las políticas sociales y comerse para sí todos los ahorros conseguidos, generan estas nuevas obligaciones que ponen aun mas cara la cantidad a pagar, y por lo tanto mas dificultades, que quedarán reflejadas en nuevas pérdidas de confianza, y así vuelta a empezar.

Ese torbellino estúpido del capital armado de ese mecanismo tan voraz del interés no parará hasta que haga sucumbir a los Estados, como ya pasó en la crisis de la deuda latinoamericana de los años 80, con el resultado paradójico de que entonces pues habrán de aceptar resignados tremendas 'quitas'.

Yo, desde luego, estoy perdiendo la confianza en que Angela Merkel represente los intereses de los ciudadanos incluídos los alemanes si son sólo la gente del común. Y busco la manera de hacérmelo cobrar.

miércoles, 2 de marzo de 2011

LAS DOS ESPAÑAS

Se la dibuja a una al lado de la otra; está la una como rebrincando siempre por quedar encima (aunque la otra le soporte solo a medias esa mala costumbre y la quiera hacer mas cuerda).

Esta está formada por un tropel de resindioses, viejos ajenos ya al sinvivir de los más jóvenes, de una clara y serena visión son portavoces; se someten fácilmente, sin embargo, a los rumores: ¡los ricos te esquilman!; ¡las brujas existen!, ¡el sinsabor de la pobreza te amenaza!. Ellos, ¡ellos! deben pagar la crisis: ¡no yo!.

Quedan huellas aquí de cuando los ricos pactaron no subirse jamás sobre los hombros por chantaje: aprovechándose de la miseria, de la indignidad, del hambre.

martes, 15 de febrero de 2011

La derrota del PSOE y la desamortización de Mendizábal.

Inaugurada la calle Serrano, Madrid se queda sin obras, a excepción de la guinda que pondrá Ana Botella en las riberas del Manzanares allá dias previos al Electoral: llena de perales y de manzanos y de una playa para retozar. La quintaesencia del banquete justo a tiempo, antes de dejar las arcas definitivamente vacías.

Es mas: faltó el cálculo preciso, pues ahora falta ya para pagar: lo de ayer, lo de antesdeayer cuando las grandes obras. Y un humo nuevo también contaminante pone su parte en la boina de Madrid: ¿tendrá Gallardón dinero para pagar?.

Esperanza Aguirre tiene toda la razón cuando le dice que venda el patrimonio acumulado (al fin y al cabo es lo que hacen los bancos...) para salvar los muebles, como hizo el Mendizábal, ante la pesadumbre desdichada que se le viene encima: “salvar los muebles”: ¡”bruñir en silencio la cobardía”!.

Vender, según ésa, tendría los efectos de la desamortización de Mendizábal, o sea: liberaría el mercado habitacional, o sea, bajarían los precios, o sea, compraría el que tiene dinero o crédito para comprar: ¡los burgueses de antaño!.

¡Bonita papeleta la de Gallardón!: regalarles la sin par y engalanada y renovada calle de Serrano y también buena parte del patrimonio municipal!.

Eso de desamortizar bienes municipales quien lo hizo fue Madoz, allá por los 50 del siglo XIX; que Mendizábal, lo que hizo, veinte años antes, fue obligar a vender el patrimonio... a los curas: sus casas y monasterios, y sus tierras, porque los tenían sometidos a un régimen de propiedad improductivo.

Me tengo para mí que la birulesa y sus asesores han llegado a la conclusión de que a su amigo Gallardón pueden endosarle ya su derrota a piezas. Y que así como Aznar nos coló que tenía un primo que era sobrino del nieto de la hija de Azaña, así estos liberales metidos a la política, que tanto detestan, nos convencen de fruslerías, de ideas fáciles, de hipótesis políticas sobre cuyos resultados es fácil probar ya que provocan mas una maldad.

viernes, 15 de enero de 2010

EL MODELO CHINO


Me han contado, lo menos seis o siete veces (son las cosas de los bulos), que los chinos tienen una ventaja particular para instalar sus tiendas en España y que de ahí se deriva su pronta colonización de nuestros espacios urbanos, especialmente de Madrid, la ciudad en la que vivo. Por lo visto, se trata de una licencia de actividad que es fruto de un acuerdo comercial de Estados, para explotar tiendas sin pagar impuestos durante 5 años. A tod@s los que me lo han contado les he preguntado lo mismo: ¿de dónde has sacado la información?. Y tod@s me han respondido con las mismas palabras: “me lo han contado”.

Por mi parte, prefiero pensar que la invasión de las tiendas de “Alimentación, Frutos secos, Bebidas frías” tienen que ver con otros dos tipos de razones:

Por un lado, por lo que se está cociendo allá, en la China neocapitalista o postcomunista si queréis, que debe ser algo parecido a lo que pasó en España en los años de la “estabilización” (la década de los 60), es decir, que mientras unos se benefician de la “acumulación primitiva del capital”, esto es, mientras se forran, se hartan de ahorrar, otros se ven obligados a emigrar, habitualmente apoyados financieramente por los primeros. O sea: que los chinos que cogen las tiendas en España son emigrantes que, sin futuro en su propio país, se endeudan con sus parientes sobrados de pasta.

Por el otro, una circunstancia particular española, que ha favorecido tal acontecimiento: pues es bien sabido que casi ninguno de los hijos de nuestros antiguos tenderos quiso heredar el oficio de su padre. Y, así, todos hemos visto en los últimos años a nuestro “tendero de la esquina” envejecer al compás de su “Ultramarino”, al tiempo que nuestro paisaje se llenaba poco a poco de cadenas de alimentación, de hipermercados, de franquicias y otras “tiendas de conveniencia”. Y, por supuesto, de las tiendas de “los chinos”.

¿Pero es que había un mejor entorno para un acuerdo conveniente para ambas partes?. Por un lado, chinos con capacidad para endeudarse en su país; por el otro, tenderos a punto de jubilación, sin perspectiva alguna de renovación o crecimiento para su negocio. Assí pues, en cuanto se produjo el desencadenante, la “Ley Rato” (2001) sobre horarios de comercio (a partir de la cual el pequeño comercio puede abrir 24 horas al día), se le ofreció a los primeros su ventaja comparativa decisiva: ellos comen, viven, crian a sus hijos (y los hacen trabajar) en la tienda. Y para el tendero: ¡nada menos que el traspaso!. Nunca pudo imaginar una jubilación mejor.

Pero ahora, en plena crisis, cuando vemos nuestras calles invadidas de carteles de “Se vende local” o “Se alquila local” vemos mucho mas claro, que la debilidad de la red comercial de cercanía, era un hecho mucho mas global. Es decir, que si aguantaba el pequeño comercio de barrio la verdadera invasión, que ha sido la del capitalismo comercial de marchamo europeo y americano, era, casi, como en el caso de los ultramarinos, a la espera de la jubilación. En este sentido podemos concluir que los tenderos han tenido, gracias al modelo chino, la suerte de cara.